Dice un proverbio
galés que “el que quiera ser líder debe ser puente”; algo así debió pensar
Hasier Arraiz hace cinco meses cuando expresó en el Parlamento Vasco su
voluntad de realizar un nuevo planteamiento político que permitiera avanzar en
el acuerdo entre las diferentes formaciones políticas vascas. El objetivo era,
y sigue siendo loable: proponer una “nueva terminología” que limara aristas,
aproximara posiciones y permitiera
alcanzar acuerdos de país en el ámbito de la Paz y la Convivencia.
Creo en la palabra
y creo en los puentes; por eso precisamente tuve que leer dos veces las
declaraciones que cualificados portavoces
de Sortu realizaron el pasado fin de
semana. Este es el primer pilar que proponen para el puente: Sortu acusa a la
Ertzaintza de “haber formado parte de la maquinaría de guerra del Estado
español”. No contentos con ello, calificaron a la Ertzaintza de “enemiga del
pueblo”. A continuación afirmaban con la rotundidad que les caracteriza que el
pacto de Ajuria Enea “ha dado cobertura política a la tortura”. Y para
finalizar, de momento, anclaban un
último pilar declarando en relación a los partidos políticos vascos que “algunos no quieren que el conflicto se
solucione porque les permitió robar a manos llenas.” Fin de las citas, de los
pilares y de los puentes.
Esta es la extraña
manera de tender puentes y favorecer
acuerdos que practica Sortu; arremete e insulta sin ningún miramiento a las instituciones vascas y
cuando el Lehendakari publica un comunicado para defenderlas, la reacción de Sortu no se hace
esperar: más insultos y más descalificaciones, ahora también contra el propio
Lehendakari. En cinco meses el viraje de Arraiz ha sido de 360 grados, toda una
vuelta retórica para reinstalarse en su lugar de siempre, la soledad de quien
se atrinchera en la comodidad de su dogmática ortodoxia.
La prioridad de
Sortu no es una estrategia de acuerdos de País para la normalización de una
sociedad castigada por la violencia durante muchos años. Su prioridad es
táctica, elevan el volumen para afrontar las próximas elecciones municipales y
forales con el mayor ruido posible. En realidad priorizan sus “asuntos internos”,
tratando de impedir que se hable de sus propias disputas y contradicciones, tratando de evitar una
evaluación pública de la nefasta gestión realizada en unas instituciones que
han pretendido gobernar a golpe de imposición permanente.
La izquierda
abertzale tiene que asumir su propia responsabilidad, no puede pretender que la
sociedad admita su pretensión de aplicar la exigencia máxima para los demás,
eludiendo la suya propia. La sociedad vasca está esperando y va a exigir a
Sortu lo que ha prometido, esto es, un “nuevo discurso en el terreno de la Paz
y Convivencia.” Lo que se espera y procede es que Sortu plantee un nuevo suelo ético y no lo que
están haciendo: arrastrar de nuevo la ética por los suelos.
Las recientes afirmaciones
de Sortu son incomprensibles en boca de quien habla de tender puentes y
favorecer acuerdos. Pero, sobre todo, son injustas para las instituciones que
han trabajado por tratar de superar un conflicto que durante medio siglo ha
costado la vida y mucho sufrimiento a demasiadas personas. Me vienen a la memoria, entre otras, imágenes
como la de Juan Mari Jauregi y su familia; la viuda de Josu Leonet y su hija,
con menos de un año el día que asesinaron a su padre un 22 de febrero; también
la de Fernando Buesa o José Ramón Recalde a quienes se ha recordado y
homenajeado esta misma semana, junto al Ertzaina Jorge Díaz. ¿Qué dice de esto
la izquierda abertzale? ¿Lo de siempre? ¿No merece ninguna valoración ética o
política? Ahora que se acercan las Elecciones Municipales, ¿no tienen nada que
decir a los más de 2.500 concejales y miles de ciudadanos vascos
que durante años han tenido que vivir escoltados por la amenaza de ETA?
Es indignante que
quién calló ante estas realidades, hable ahora precisamente para pedir cuentas,
para “hacer la autocrítica” a los demás. La izquierda abertzale no quiere
acabar de asumir que la ciudadanía vasca
ha vivido todos estos años con una gran congoja. No quiere acabar de entender
el sufrimiento padecido por tanta gente que ha visto, y sigue viendo,
condicionada su vida. Es muy difícil trabajar una política común con quien no
sabe o no quiere escuchar al diferente. Con esta estrategia del grito, el
insulto y la provocación quizá logren apretar sus filas, pero desde luego se
están encerrando en su propia orilla. Si esa es su pretensión, al menos, que no nos hablen de puentes.
A la vista de toda
esta sinrazón de Sortu, tanto el Lehendakari como el Partido Nacionalista Vasco
han querido poner de manifiesto la defensa y dignidad de las instituciones
vascas. La reacción de Sortu ha sido, una vez más, la peor de las posibles. Se
vuelven a equivocar, porque en realidad lo que necesitan es ser
conscientes de que son deudores más que acreedores de una explicación a
una sociedad vasca que cada vez atiende y entiende menos a quien retrocede en
lugar de avanzar, a quien se encierra sobre sí mismo y destruye los puentes que
en realidad debería contribuir a crear.
Cuando dices que el lugar de izquierda independentista es "la soledad de quien se atrinchera" quieres decir que se aleja de una manera de hacer política que el PNV tiene consensuada con los partidos del régimen (PP, PSOE) no? La izquierda independentista está dispuesta a tender puentes pero con el objetivo del bien común de la ciudadanía vasca, lo que va a ser imposible es que la izquierda soberanista calle ante injusticias. El asunto es que el PNV ahora puede elegir entre hacer política desde Euskal Herria y para Euskal Herria, respetándolo como sujeto político y haciendo políticas para la gente en vez de para una pequeña minoría privilegiada; o por lo contrario puede elegir el hacer política con la vieja jauría dirigida desde Madrid y Bruselas. Quizá lo que sucede es que el PNV ha optado por la segunda opción y que para justificarla intenta crear un ambiente de confrontación con la izquierda soberanista (utilizando sin complejo alguno el comodín de "todo es ETA"), por que sabe que la ciudadanía vasca no entiende vuestra postura.
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