Donde
dije Trebiño…
Cuentan los alcaldes de Trebiño que, dependiendo de la
zona del enclave en la que te encuentres cuando telefoneas a Emergencias, se puede
activar el protocolo de Araba o el de Burgos. Algo parecido les debe ocurrir a
los representantes del Partido Popular y del Partido Socialista cuando se trata
de solucionar definitivamente este y otros problemas más graves y complejos del
territorio. También en su caso, dependiendo de si el debate político se produce
en Gasteiz o en Madrid, activan el protocolo de reivindicar su integración en
Araba o bien el de rechazarla de plano.
Esta semana hemos vivido en el Senado el penúltimo
capítulo de una reclamación que se remonta, al menos, hasta 1649. Existe
constancia de que ya entonces se solicitaba que Trebiño se incorporase a la
organización administrativa de Araba. Esta vez han sido Elena Ramírez y Roberto
Ortiz de Urbina, alcaldes del Condado de Trebiño y La Puebla de Arganzón,
quienes, a solicitud del PNV, han trasladado a la Comisión de Comunidades
Autónomas la problemática diaria de sus vecinos, que tiene su origen en que la realidad
administrativa no se corresponde con la geográfica y tampoco con la social ni la
sentimental.
Lejos de compartir las palabras de Carmelo Barrio en
el Parlamento Vasco, en las que aseguraba que su Grupo “está a favor de que
Trebiño sea Araba, lo está, lo ha estado y, desde luego, es lo que queremos
como Grupo Parlamentario y como partido vasco” (fin de la cita), la portavoz
‘popular’ en la Cámara Alta exigió el martes el respeto al Estatuto de Castilla
y León. También acusó a Elena Ramírez de “dibujar un panorama que no se ajusta
a la realidad”, al respecto de los problemas que enumeró, y llamó a “no
dramatizar tanto sobre la situación en Trebiño”. Lo dicho, el PP aplicó el
protocolo habitual y defendió en Madrid lo contrario que en Euskadi.
No quiero extenderme en detallar las muchas ocasiones
en que las y los habitantes de ambos municipios han expresado en las urnas su
mayoritario anhelo de integrarse a Araba, prefiero subrayar los datos expuestos
por los alcaldes para ser conscientes de su realidad; el ejemplo más claro es que
hoy “de 16 a 25 años, no tenemos jóvenes empadronados en Trebiño. Ninguno”, enfatizó
la alcaldesa. Esto es así porque su vinculación familiar o práctica con la
localidad burgalesa que les correspondería es casi nula; por el contrario, en Gasteiz
encuentran las becas de estudios, cursos o de transporte que les “anima” a
empadronarse en Euskadi.
Las discordancias administrativas y geográficas
generan que, en realidad, en estos dos municipios esté empadronada solo la
mitad de la población que en realidad reside en ellos. Otro ejemplo lo explica
con claridad: sencillamente, no quieren tener que trasladarse 300 kilómetros
hasta Valladolid cuando tienen que ser atendidos por un especialista sanitario.
A pesar de los pesares, la voz del PP en el Senado afirma
que “no hay que dramatizar” con la situación de Trebiño. Eso es grave, pero lo
es más cuando se lanzan estas aseveraciones sin sentido ante Iñaki Oyarzabal,
senador alavés, quien escuchaba sin decir ni media palabra. Escondido tras su
silencio, no tuvo a bien intervenir y dar cuenta de una realidad que conoce
bien de cerca. Donde dije Trebiño…
En pocos meses llegarán las elecciones municipales y, en
campaña, tanto PP como PSOE modularán su mensaje y tratarán de evitar el debate
en ambos municipios. Es evidente que el caso de Trebiño escuece mucho en el PP
y por eso, una vez más, no ha jugado claro. Han defendido la idea de realizar
convenios puntuales para paliar los problemas, tal y como ambas Diputaciones
han firmado recientemente en varias materias –eso evidencia que estos servicios no se daban de la
manera más eficaz-. Como desveló en su día Iñaki Anasagasti, Mariano Rajoy les
dijo en una reunión, cuando aún era ministro de Administraciones Territoriales,
que si Trebiño estuviera en Guadalajara el asunto ya estaría resuelto, pero un
referéndum para incorporar parte de Castilla al País Vasco sería la guerra o,
más bien, un “peligroso” precedente.
La
cita de la Comisión de las Comunidades Autónomas, la más importante de la que
dice ser Cámara de representación territorial, ha llegado, tras más de un año
sin ser convocada, casualmente cuando el PP ha perdido el sillón de la Moncloa.
Mucho se criticó en su día que el Lehendakari declinara acudir a la Conferencia
de Presidentes autonómicos cuando se trataban temas sectoriales pero, esta vez,
los ‘populares’ no ven problema en que ningún miembro del Gobierno de Castilla
y León acuda cuando se debate sobre “lo que preocupa a los trebiñeses”, como
les gusta decir. El Gobierno Vasco sí estuvo representado por su Viceconsejero
de Relaciones Institucionales, Peru Bazako, lo que muestra la importancia que
da cada Comunidad a la cuestión.
Los
antecedentes no invitan al optimismo y esperamos que la opinión favorable de
todos los partidos para crear un Grupo de Trabajo que incluya a todas las
instituciones implicadas para llevar a cabo una propuesta de resolución sobre
Trebiño, no se utilice como herramienta para posponer decisiones y mantener el
estatus actual. Por de pronto, hemos conseguido abrir esta vía de trabajo que
va a ofrecer una nueva oportunidad para reconducir la situación y avanzar hacia
lo evidente: que la voz de Trebiño sea escuchada y atendida cuando se trata de
decidir su futuro.
Mi artículo de opinión, hoy en Grupo Noticias
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