La participación en la política
A los parlamentarios
a quienes habitualmente nos toca ejercer nuestra labor fuera de Euskadi no nos
resulta extraño que la gente, cuando paseamos por la calle, nos pregunte por
nuestra vida en la capital del reino, por el ambiente que nos encontramos allí,
por cómo es tal o cual persona… Más ahora, si cabe, que las aguas bajan revueltas.
Pero sobre todo lo hacen acerca de temas que verdaderamente preocupan:
Cataluña, si el Gobierno de Pedro Sánchez durará mucho…
Quienes me han
conocido en mi faceta en el Ayuntamiento también me preguntan con cuál de las
dos labores me quedo: si con la actual de Senador, o con la anterior, de
Alcalde de Tolosa. Mi respuesta siempre es la misma: que son ámbitos tan
diferentes, que son incomparables; si bien es cierto que el Consistorio deja una
huella difícil de olvidar: el contacto con las personas de tu ciudad. Son
muchos los problemas que se afrontan en el día a día desde una alcaldía o una
concejalía, y los dramas personales se viven de otra manera. Mientras en el
Senado o en el Congreso podemos legislar, en el municipio se viven directamente
las consecuencias de lo legislado, o de lo no legislado. La lejanía de la
cuestión a gestionar marca distancia sobre el problema, pero los alcaldes y
alcaldesas los viven de manera directa: migración, paro, desestructuraciones
familiares...
En mi opinión, el Ayuntamiento
es la base de la política; son instituciones que me ayudan a preguntarme por una
democracia más directa, más viva. No olvidemos que la democracia tuvo sus
orígenes en las ciudades, con las asambleas, y a partir de ahí, se extendió a
las regiones, estados… En su inicio, la participación era parte fundamental del
sistema, aunque se reservase a una minoría de la población (varones de clase
alta, sin opción para mujeres, extranjeros o esclavos). En la actualidad,
hablamos de participación ciudadana; de rescatar, acorde a los valores
actuales, una participación que es intrínseca a la democracia. Para eso la
política local es clave.
En el actual
escenario de globalización, en el que los riesgos globales son elementos
comunes en nuestras sociedades (terrorismo internacional, cambio climático,
crisis financiera…) los estados comparten el control y la regulación de la vida
social con instituciones internacionales, subestatales, élites financieras,
multinacionales, grupos de comunicación... Se habla de que se está dando una crisis de gobernabilidad. Cada vez son
más los agentes no elegidos que toman decisiones (el poder de las empresas, de
los medios de comunicación…) y la ciudadanía siente cada vez en mayor medida
que los centros donde se toman decisiones que afectan a sus vidas están cada
vez más alejados de su capacidad de influencia. Esta es una de las cuestiones
importantes que la Unión Europea, sin más dilación, debiera solucionar si
verdaderamente ambiciona construirse como un gobierno federal o confederal y de
futuro: la verdadera implicación de la ciudadanía y de los pueblos que la conforman.
La solución que se plantea en el contexto actual es pasar del gobierno a
la gobernanza o
al gobierno relacional: donde todos los agentes que tengan voluntad y una
estructura mínima, intervengan en la elaboración de políticas públicas; hoy ya
no se puede primar la jerarquía vertical, sino la interdependencia. Todos
tienen necesidad del resto para gestionar sus ámbitos, sus objetos de
preocupación y transformar sus conflictos. Porque las ciudadanas y los
ciudadanos son sujetos, no objetos de una democracia que es mucho más que un
sistema representativo. Porque la representación es importante, sí, pero
necesita ser complementada, corregida y definida a través de la participación
de los sujetos políticos que son los ciudadanos. Una participación basada en un
programa, un código ético de comportamiento, gestionada con transparencia y con
la comunicación como eje claro de transmisión de información a la sociedad.
No hay democracia sin
que haya una participación estructurada. Todos los agentes que conforman la
sociedad y las políticas públicas tienen que intervenir de una manera u otra en
su elaboración. Las empresas, las organizaciones, han dejado atrás los años de
la verticalidad organizativa y aplican el trabajo colaborativo; una organización
bien definida, con claros repartos de responsabilidades, pero trabajando de
manera interdependiente y en clave de trabajo relacional. Es evidente que los
partidos políticos son claves en esta organización, pero todas y todos somos
importantes en una gestión que implica identificación de necesidades,
propuestas alternativas para la solución, selección alternativa…
El año próximo se
celebrarán las elecciones municipales, además de las forales y europeas. En mi
opinión, el ámbito local es, sin duda, el mejor ejemplo, el nivel óptimo para
testar este cambio, este avance; para la revitalización democrática y el paso
del gobierno local a la gobernanza local. Espacio donde también tenemos que
conseguir que la gente joven se implique en la gestión de su comunidad,
comprometiéndose con ella. En este ámbito más cercano es donde el derecho a la participación
se ejerce directamente y donde se han desarrollado el mayor número de procesos
participativos. Siempre me ha gustado decir que los alcaldes y alcaldesas, esas
personas que en su gran mayoría son verdaderos voluntarios, hacen “política de
portal”; porque desde el momento en el que salen de casa comienzan a recibir
peticiones, a mantener contacto con sus conciudadanos. La participación se hace
en la calle, en el ayuntamiento, en un encuentro de barrio... para mí son todo
un ejemplo.
En este sentido, las
administraciones están asumiendo su papel de poner en marcha procesos de
participación. Poco a poco, en Euskadi se ha dado en los últimos años un
crecimiento sostenido de experiencias de participación ciudadana promovidas por
ayuntamientos y entidades municipales: la “Agenda 21” es un símbolo de
compromiso público y riguroso por parte de los municipios con una participación
estructurada y con la mejora continua como base de funcionamiento. Seamos conscientes de la importancia que tiene el papel de
la política en nuestras vidas y apostemos por implicarnos a la hora de
estructurar la comunidad con el objetivo de ofrecer un mayor bienestar a todas
y todos nuestros conciudadanos.
Mi artículo de
opinión, hoy en Grupo Noticias.
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