sábado, 18 de agosto de 2018


La participación en la política
A los parlamentarios a quienes habitualmente nos toca ejercer nuestra labor fuera de Euskadi no nos resulta extraño que la gente, cuando paseamos por la calle, nos pregunte por nuestra vida en la capital del reino, por el ambiente que nos encontramos allí, por cómo es tal o cual persona… Más ahora, si cabe, que las aguas bajan revueltas. Pero sobre todo lo hacen acerca de temas que verdaderamente preocupan: Cataluña, si el Gobierno de Pedro Sánchez durará mucho…
Quienes me han conocido en mi faceta en el Ayuntamiento también me preguntan con cuál de las dos labores me quedo: si con la actual de Senador, o con la anterior, de Alcalde de Tolosa. Mi respuesta siempre es la misma: que son ámbitos tan diferentes, que son incomparables; si bien es cierto que el Consistorio deja una huella difícil de olvidar: el contacto con las personas de tu ciudad. Son muchos los problemas que se afrontan en el día a día desde una alcaldía o una concejalía, y los dramas personales se viven de otra manera. Mientras en el Senado o en el Congreso podemos legislar, en el municipio se viven directamente las consecuencias de lo legislado, o de lo no legislado. La lejanía de la cuestión a gestionar marca distancia sobre el problema, pero los alcaldes y alcaldesas los viven de manera directa: migración, paro, desestructuraciones familiares...
En mi opinión, el Ayuntamiento es la base de la política; son instituciones que me ayudan a preguntarme por una democracia más directa, más viva. No olvidemos que la democracia tuvo sus orígenes en las ciudades, con las asambleas, y a partir de ahí, se extendió a las regiones, estados… En su inicio, la participación era parte fundamental del sistema, aunque se reservase a una minoría de la población (varones de clase alta, sin opción para mujeres, extranjeros o esclavos). En la actualidad, hablamos de participación ciudadana; de rescatar, acorde a los valores actuales, una participación que es intrínseca a la democracia. Para eso la política local es clave.
En el actual escenario de globalización, en el que los riesgos globales son elementos comunes en nuestras sociedades (terrorismo internacional, cambio climático, crisis financiera…) los estados comparten el control y la regulación de la vida social con instituciones internacionales, subestatales, élites financieras, multinacionales, grupos de comunicación... Se habla de que se está dando una crisis de gobernabilidad. Cada vez son más los agentes no elegidos que toman decisiones (el poder de las empresas, de los medios de comunicación…) y la ciudadanía siente cada vez en mayor medida que los centros donde se toman decisiones que afectan a sus vidas están cada vez más alejados de su capacidad de influencia. Esta es una de las cuestiones importantes que la Unión Europea, sin más dilación, debiera solucionar si verdaderamente ambiciona construirse como un gobierno federal o confederal y de futuro: la verdadera implicación de la ciudadanía y de los pueblos que la conforman.
La solución que se plantea en el contexto actual es pasar del gobierno a la gobernanza o al gobierno relacional: donde todos los agentes que tengan voluntad y una estructura mínima, intervengan en la elaboración de políticas públicas; hoy ya no se puede primar la jerarquía vertical, sino la interdependencia. Todos tienen necesidad del resto para gestionar sus ámbitos, sus objetos de preocupación y transformar sus conflictos. Porque las ciudadanas y los ciudadanos son sujetos, no objetos de una democracia que es mucho más que un sistema representativo. Porque la representación es importante, sí, pero necesita ser complementada, corregida y definida a través de la participación de los sujetos políticos que son los ciudadanos. Una participación basada en un programa, un código ético de comportamiento, gestionada con transparencia y con la comunicación como eje claro de transmisión de información a la sociedad.
No hay democracia sin que haya una participación estructurada. Todos los agentes que conforman la sociedad y las políticas públicas tienen que intervenir de una manera u otra en su elaboración. Las empresas, las organizaciones, han dejado atrás los años de la verticalidad organizativa y aplican el trabajo colaborativo; una organización bien definida, con claros repartos de responsabilidades, pero trabajando de manera interdependiente y en clave de trabajo relacional. Es evidente que los partidos políticos son claves en esta organización, pero todas y todos somos importantes en una gestión que implica identificación de necesidades, propuestas alternativas para la solución, selección alternativa…
El año próximo se celebrarán las elecciones municipales, además de las forales y europeas. En mi opinión, el ámbito local es, sin duda, el mejor ejemplo, el nivel óptimo para testar este cambio, este avance; para la revitalización democrática y el paso del gobierno local a la gobernanza local. Espacio donde también tenemos que conseguir que la gente joven se implique en la gestión de su comunidad, comprometiéndose con ella. En este ámbito más cercano es donde el derecho a la participación se ejerce directamente y donde se han desarrollado el mayor número de procesos participativos. Siempre me ha gustado decir que los alcaldes y alcaldesas, esas personas que en su gran mayoría son verdaderos voluntarios, hacen “política de portal”; porque desde el momento en el que salen de casa comienzan a recibir peticiones, a mantener contacto con sus conciudadanos. La participación se hace en la calle, en el ayuntamiento, en un encuentro de barrio... para mí son todo un ejemplo.
En este sentido, las administraciones están asumiendo su papel de poner en marcha procesos de participación. Poco a poco, en Euskadi se ha dado en los últimos años un crecimiento sostenido de experiencias de participación ciudadana promovidas por ayuntamientos y entidades municipales: la “Agenda 21” es un símbolo de compromiso público y riguroso por parte de los municipios con una participación estructurada y con la mejora continua como base de funcionamiento. Seamos conscientes de la importancia que tiene el papel de la política en nuestras vidas y apostemos por implicarnos a la hora de estructurar la comunidad con el objetivo de ofrecer un mayor bienestar a todas y todos nuestros conciudadanos.
Mi artículo de opinión, hoy en Grupo Noticias.

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