Saltarse la
ley a la torera
Un fin de
semana, dos encuentros importantes: un congreso nacional y una asamblea ciudadana;
Partido Popular y Podemos. A finales del pasado año, Pablo Iglesias argumentó las
ventajas de celebrar ambos encuentros al mismo tiempo: “La gente podrá comparar simultáneamente los dos proyectos antagónicos del país.” Finalizados
los cónclaves de Vistalegre y la Caja Mágica,
pienso que Podemos ha resultado claro perdedor
del envite.
Hace solo tres años, el mismo escenario de Vistalegre nos dejó la foto de
los “cinco fundadores” de Podemos. Hoy nos sorprende la velocidad
con la que el color de aquella fotografía se ha tornado en una imagen antigua de tono sepia.
El primero en caer fue Juan Carlos Monedero, incapaz de hacer entender a
la gente que los 425.150 euros que cobró de diversos gobiernos latinoamericanos
entraban dentro de la normalidad y del proceder rutinario de un profesor
universitario. El segundo fue Luis Alegre, quien pasaba de participar en la fundación del “partido de Iglesias”
en 2014 a escribir un artículo afirmando lo siguiente: “El actual equipo de Pablo
Iglesias (que no conserva ya ni a una sola de las personas que le hemos acompañado
desde el principio) entró en Podemos con un objetivo que solo podía conducir a la
destrucción del proyecto”. Ahí es nada, de la construcción a la destrucción en poco
más de dos años. La tercera persona en caer ha sido Carolina Bescansa, quien anunció hace unos días, junto al secretario de economía Nacho Álvarez, su decisión de no
participar en la ejecutiva, cansada de debates personalistas y estériles.
Así pues, a Vistalegre II han llegado solo dos y, si algo ha dejado claro la asamblea, es que quedará solo uno. Así pues, el movimiento social abierto, democrático
y asambleario, dispuesto a “asaltar el cielo”,
ha demostrado una capacidad inusitada para el enredo, la disonancia y la disputa
interna. No conozco ningún otro partido que haya dedicado tanto tiempo, esfuerzo
y atención a arreglar sus cuitas internas olvidando los problemas de la gente.
Volviendo
al duelo del fin de semana, es llamativo que unos hayan dirimido sus diferencias
en la arena del coso de Vistalegre, mientras los otros hayan querido subrayar su unidad en la Caja Mágica, nombre con el que también se conoce al
truco ilusionista que consiste en valerse de los compartimentos que esconde la misma para engañar al espectador. De hecho, es probable que tanto Podemos
como PP estén igual de divididos, pero la imagen que han trasladado los populares
ha sido la de un partido disciplinado y capaz de mantener el orden. También es cierto que siempre es más fácil
lograrlo cuando se ocupa el poder que cuando se pena en la oposición.
Tengo que
reconocer que la disciplina del Partido
Popular
es férrea y funciona, incluso para decir hoy A y mañana B, cuando hace unos años decía C. Veamos. Este fin de semana ha aprobado
un texto por el que se compromete a defender el Concierto Económico; cuando no hace
mucho tiempo fue el único partido político del
Senado en posicionarse contra el blindaje del mismo. De hecho, Alfonso Alonso, junto a Rosa Díez, también dio su ‘no’ al
blindaje
del Concierto vasco en el Congreso de los Diputados. ¡Qué traicionera es la hemeroteca! No nos engañemos, la única verdad es que al
PP nunca le ha gustado la diversidad o la diferencia, y menos la
pluralidad.
Tal y como
aclara uno de los impulsores y defensores del Concierto Económico vasco, Pedro Luis Uriarte, la eliminación del instrumento jurídico que regula las relaciones tributarias
entre la Administración General del Estado y la Comunidad Autónoma Vasca por vía
legal es casi imposible. En primer lugar, necesitaría de una profunda modificación
de la Constitución española, además de una reforma del actual Estatuto de Autonomía
de Gernika. Algo inimaginable; o, para ser más preciso, de consecuencias inimaginables.
En definitiva,
lo que el PP ha aprobado este fin de semana es defender la ley; pero si un partido
de gobierno necesita reafirmarse en eso, quizá sea porque crea que no defiende la
ley suficientemente. Quizá lo que tendría que haber
aprobado era la defensa y el cumplimiento íntegro del Estatuto de Autonomía del
País Vasco. De hecho, cuando Rajoy ha planteado a Cataluña que no se puede saltar
“la ley a la torera”, estaba faltando a la verdad, ya que él y su Gobierno se saltan
la ley como los toros la barrera: en cuanto pueden. El incumplimiento reiterado
del bloque de constitucionalidad y, más en concreto, del Estatuto vasco, es el más claro ejemplo.
Así pues,
el PP no ha sorprendido este fin de semana: más de lo mismo; quizá en eso consideren que consiste la clave de su éxito. Quien sí ha sorprendido, sin embargo, ha sido
Podemos, aunque no durante el fin de semana, sino de forma previa mostrando su incapacidad de sobreponerse a una situación interna complicada. Mientras Errejón hablaba de democratizar la
organización, Iglesias acusaba a compañeros suyos de “tirar la piedra y esconder
la mano”.
Tal y como
me comentaba una persona que ha trabajado en el mundo de la formación morada: “creo que las posibilidades potenciales de un cambio político que surgiera
tras el 15M y todas sus derivas (mareas, movimientos municipalistas,…) han sido definitivamente neutralizadas por mucho
tiempo, gracias al ‘orden’ establecido y a todos sus interesados aliados y, claro está, gracias al desorden
del propio Podemos, incapaz de aglutinar aquella apabullante esperanza”. En definitiva,
el poder vuelve a “corromper”.
En las elecciones
del 20 de diciembre de 2015, Podemos
quedó a una pequeña distancia del PSOE: en torno a los 300.000 votos, pero el 26
de junio de 2016 esta distancia no se redujo
sino que aumentó ligeramente, y en su apuesta del todo o nada acabaron por reforzar a Mariano Rajoy. Ahora, han querido medirse con el PP organizando su
acto político al mismo tiempo y no les han hecho ni sombra, además de haber dilapidado una gran oportunidad desde el punto de vista comunicativo.
Mientras el
CIS nos dice que el 58% de la ciudadanía española califica la situación económica
general de España como mala o muy mala, y mientras para el 73,3% el paro es el principal
problema que existe actualmente, el Partido Popular puede respirar tranquilo. Podemos
no solo hace parecer centrado al PP, sino que también envía un mensaje de tranquilidad
al PSOE, trasladándole que no será capaz de aprovechar el débil momento que atraviesa
por su complicado proceso interno.
En definitiva,
mientras Podemos intrigaba en Vistalegre, Mariano Rajoy disfrutaba en su Caja Mágica,
en un fin de semana político para olvidar.
Artículo publicado el
pasado miércoles en Vozpopuli.
No hay comentarios:
Publicar un comentario