Un ejemplo inspirador
Este martes el Senado
ha vivido una jornada inusual. Así se puede considerar la comparecencia del
presidente del Gobierno español en la Cámara Alta. Aunque los socialistas han
insistido en presentarla como voluntaria, lo cierto es que han sido las reiteradas
demandas del Grupo Popular las que han contribuido a forzar la voluntad de
Pedro Sánchez.
La razón oficial del
requerimiento ‘popular’ ha sido la necesidad de que el máximo responsable del
Ejecutivo explique su postura ante lo que entendían como una grave crisis
migratoria; un drama desgraciadamente cierto, aunque el PP solo lo
haya utilizado como mero pretexto para tratar de acorralar a Sánchez valiéndose
de su mayoría absoluta en la Cámara Alta.
En mi condición de
portavoz del Grupo Nacionalista en el Senado, tuve la oportunidad de intervenir
y aportar nuestra reflexión desde Euskadi, tanto sobre la migración como sobre
la evidente crisis política que vivimos hoy en día. En un tono moderado y
comedido tengo que destacar un mensaje del Presidente Sánchez que espero no
caiga en saco roto, así afirmó: “Nosotros queremos apelar a la moderación, a la
serenidad, a la convivencia, a la generosidad por parte de los responsables
políticos; por tanto, creo que se puede aprender, y mucho, de lo que ha
ocurrido en Euskadi”; para finalizar utilizando el concepto que da título a
este artículo: Euskadi puede ser “un ejemplo inspirador” para Cataluña.
La cultura política
del Partido Nacionalista Vasco nos anima siempre a tratar de aprovechar las
oportunidades que se nos ofrecen en positivo. Con este espíritu y en la
confianza de que esta idea no se quede en un mero anhelo voluntarioso del
Presidente, me decido a sugerirle algunos pasos que permitan convertir el
ejemplo inspirador en una realidad efectiva y útil.
El primer paso,
lógico e inmediato, es predicar con el ejemplo y contribuir al cumplimiento
íntegro del Estatuto de Gernika, ley orgánica refrendada por la ciudadanía
vasca hace casi cuatro décadas y que mantiene todavía una deuda pendiente con
Euskadi. Cuando el presidente Sánchez, el Partido Socialista o el Partido
Popular hacen referencia al valor del Estatuto, a la primacía de la ley el
cumplimiento del marco jurídico, harían bien en dar ejemplo. No nos cansaremos
de recordarles que el Estado tiene una deuda pendiente con el Autogobierno
vasco. Cumplirla sería un ejemplo auténticamente inspirador
Desgraciadamente los
ejemplos con que nos encontramos en el día a día van en sentido contrario. Este
mismo mes, en el mismo Senado y el propio presidente del Gobierno, ante una
pregunta que le hice al respecto de la transferencia de la “gestión del régimen
económico de la Seguridad Social”, me respondía que si durante todos estos años
esta transferencia no se había sustanciado “sería por algo”. Una respuesta nada
ejemplar.
En otra sesión
plenaria, el senador y candidato a Diputado General de Araba por el PP, Iñaki
Oyarzábal, exigía “con toda firmeza” al Ministro del Interior que no se
transfiriera la competencia de la gestión de las instituciones penitenciarias a
Euskadi. El senador vasco reniega del Estatuto de Gernika porque esta
competencia está pactada y refrendada por la ciudadanía. El candidato
alavés considera “una cesión imperdonable” que, por ejemplo, la
cárcel de Zaballa sea gestionada por las instituciones vascas. Incomprensible,
pero más incomprensible todavía el razonamiento empleado por un representante
electo por la ciudadanía: “Las victimas le pidieron a usted personalmente que
no se cediera la transferencia de prisiones al País Vasco”, le espetó a Grande-Marlaska.
Me resisto a aceptar tanta demagogia y el propio Ministro tuvo que reconvenirle
y recordarle lo obvio en una sede institucional: “No utilice a esos colectivos
nunca más, debatamos en parámetros políticos”.
En definitiva, tanto
el presidente del Gobierno del Estado como un senador del principal partido de
la oposición daban por bueno el no cumplimiento de la ley. Así las cosas,
parece necesario retornar de nuevo al abecé de la acción política y, cuando
hablemos del Nuevo Estatuto, lo primero que necesitaremos para tener
credibilidad en el debate será cumplir con aquello que ya se acordó, se pactó y
se ratificó por la ciudadanía.
El primer paso
sugerido por lo tanto es predicar con el ejemplo y cumplir lo ya acordado. El
segundo paso sería reconocer una realidad incontestable, sería también todo un
ejemplo inspirador. Me refiero al reconocimiento de la realidad nacional vasca.
Abordar un problema político demanda conocer y asumir la realidad. Es obvio que
en el Estado español hay una serie de identidades diferentes que necesitan
respuestas diferentes. Es precisamente a esta premisa a la que
debemos dedicar tiempo para debatir de manera que se pueda conformar una salida
a la realidad del Estado español: una realidad plurinacional. La propia Constitución
tiene herramientas que no se han querido utilizar durante estos 40 años, y que
posibilitan soluciones; el propio concepto de nacionalidades que utiliza la
Constitución y no se ha querido desarrollar. Así pues, una idea que, con buena
voluntad y sumada a la idea de los Derechos Históricos, de la Disposición
Adicional Primera, nos da una serie de opciones que, a través de una nueva
cultura política, basada en el respeto y en el reconocimiento a lo diferente,
tiene que posibilitar una nueva visión del Estado.
Tercer paso:
Bilateralidad. Este es otro aspecto esencial para dar contenido al marco que
dice querer establecer el Presidente Sánchez. El modelo del Concierto Económico
se ha confirmado como exitoso; necesita del acuerdo entre las instituciones
para poder ser desarrollado. Esta bilateralidad, válida para el ámbito
económico, debiera ser totalmente válida también para el ámbito político,
porque cada día es más claro que el trabajo paccionado es
el que ha demostrado ser más exitoso y más beneficioso para la ciudadanía en
general.
A modo de síntesis a
la invitación de Pedro Sánchez; el Presidente del Gobierno considera que el
ejemplo vasco puede servir de cauce para la realidad catalana, sin embargo, es
evidente que lo primero que necesita es convertir en realidad la teoría vasca;
porque la teoría para Cataluña depende de que la prevista para Euskadi se lleve
realmente a la práctica. Como si fuera un cuadro, al presidente Sánchez le
falta completar el marco dibujando su lienzo.
Mi artículo de
opinión, hoy en Diario Vasco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario