Aviso a navegantes
Aviso a navegantes es una expresión
que se ha popularizado como advertencia o amenaza. Pero, en realidad, se trata
de los boletines que publica la autoridad marítima con el objetivo de
actualizar las cartas náuticas y la ubicación de los faros, esto es, la
información necesaria para la navegación. Hoy, la acción política navega en
aguas turbulentas y, por ese motivo, resulta imprescindible conocer en detalle
y profundidad las circunstancias que pueden condicionar o, directamente, hacer
naufragar una travesía.
A un mes escaso de que volvamos a
acudir a las urnas, por tercera vez en poco más de tres años, para elegir a las
y los representantes en el Congreso de los Diputados y el Senado, se están
produciendo dos novedades que llaman mi atención. Por una parte, el cainismo de
los grandes partidos a la hora de elegir o imponer sus candidaturas; la
democracia interna ha cedido el paso a decisiones de los líderes que han
querido arroparse con las personas más afines para, en caso de problemas, no
verse cuestionados desde dentro de las propias organizaciones. Por otra parte,
la apuesta por suscribir pactos entre partidos políticos que podríamos
considerar antinatura.
El último ejemplo lo tenemos en
Navarra, donde la carta náutica de los partidos considerados como de centro derecha
se ha orientado a presentar candidaturas conjuntas. El problema es que lo están
haciendo a costa de no aceptar la pluralidad de ideas y, sobre todo, de no
asumir la diversidad de identidades existentes en la sociedad a la que dicen
representar. Aviso a navegantes.
El “aviso” resulta especialmente
preocupante cuando comprobamos que Partido Popular y Ciudadanos comparten el mensaje
de que una de sus primeras medidas, caso de acceder al Gobierno español, será aplicar
en Cataluña el artículo 155 de la Constitución. La advertencia o amenaza es que
será un 155 duro. Como si las medidas aplicadas hasta ahora, el cese del
President y de todo el Govern de la Generalitat, pudieran ser consideradas
blandas.
Estos dos partidos han encontrado en
UPN el aliado perfecto para firmar un pacto antinatura en la Comunidad Foral.
Lo cierto es que los pretendidos adalides de la foralidad han sido capaces de
contraer matrimonio de conveniencia con los antiforalistas declarados de PP y
Ciudadanos. De hecho, pocas horas después de rubricar el trato, fue el propio
responsable económico de la formación de Albert Rivera quien afirmó su
disposición a derogar el Régimen Foral navarro y la singularidad de su
Autogobierno. El “desliz” de Garicano no ha encontrado respuesta convincente
entre los firmantes del acuerdo, lo que deja a UPN ante la evidencia de su
supeditación a los dictados de PP y Ciudadanos.
En la práctica, este pacto va a
significar que la representación de UPN en el Senado va a acabar votando a
favor de un artículo 155 que cuestiona el Autogobierno y que pretende anular de
raíz las competencias propias en materias como educación o sanidad. UPN se va a
encontrar votando en contra del Convenio y el Concierto Económico, sumando sus
votos a los de Albert Rivera quien hizo célebre la expresión del “cuponazo”
para cuestionar de raíz la autonomía fiscal con que contamos en Navarra y la
Comunidad Autónoma Vasca.
Si estos “avisos a navegantes” no fueran
suficientes, el PP ha querido avanzar un paso más, proponiendo la extensión de su
acuerdo con Ciudadanos a todo Euskadi. Está claro que el PP vasco es capaz de
defender una cosa y su contraria en relación al Autogobierno: lo mismo convoca
el 25 de octubre un acto de “celebración” del Estatuto en Gernika como, solo
cuatro meses después, el 20 de febrero, presenta y aprueba en el Senado una
proposición para que no se transfieran a Euskadi las competencias aún
pendientes de ese mismo Estatuto. El PP es capaz de unirse el día 28 de febrero
a la declaración institucional con motivo del 140 aniversario del Concierto
Económico Vasco y, un año después, proponer un pacto electoral a Ciudadanos, el
partido que más se ha significado en su crítica a la singularidad fiscal de
nuestro Autogobierno.
En estas Elecciones Generales está en
juego el futuro del modelo de Estado futuro y la realidad es que PP y Ciudadanos,
condicionados por Vox, están compitiendo en su pulsión recentralizadora. Este
es un auténtico aviso a navegantes, entendido como advertencia o amenaza,
porque la oleada de conquistadores o reconquistadores de Colón ha sumado a un
nuevo tripulante, la Unión del Pueblo Navarro; un partido que, para defender
los Fueros y los Derechos Históricos, entrega su voto a quien defiende su
abolición.
Mientras UPN
celebra el desembarco de la Triple Alianza en el Viejo Reino abriendo las
compuertas a una limitación de la capacidad de Autogobierno, este pasado
viernes el Gobierno Foral de Uxue Barkos reunía en Pamplona al Lehendakari y al Presidente de Nueva Aquitania para
relanzar la Eurorregión. Este proyecto de colaboración transfronteriza representa
otra forma de entender la acción institucional: unirse para tender puentes y construir,
para reforzar los lazos en una Estrategia compartida que mira al futuro de
Europa. Desde el corazón del Arco Atlántico, la Eurorregión defiende una
estrategia para mejorar las infraestructuras de comunicación, la formación
universitaria, el turismo cultural, la convivencia lingüística, el deporte, la
innovación o la digitalización de la economía. Es un modelo de acción política
en positivo.
La Presidenta
de Navarra y el Lehendakari ponen el acento en buscar puntos de encuentro,
conscientes de que, en el marco europeo, la unión hace la fuerza. Frente al
modelo frentista obsesionado con liquidar el Autogobierno, la Eurorregión simboliza la suma de voluntades. Es una alternativa
de largo aliento que construye desde el respeto a la identidad propia y a
través de un modelo de colaboración. Frente
a ese modelo constructivo, la suma de PP, Ciudadanos y UPN en Navarra es un aviso
a navegantes, la advertencia de que el Autogobierno puede naufragar ante la
oleada recentralizadora y uniformizadora que late en su carta de navegación.
Mi artículo de opinión, hoy en Diario Vasco.
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