El muro de Odón
Comienzo por la primera página. El pasado jueves este Diario publicaba
en primera la siguiente noticia: “Sánchez y el PNV salvan su pacto al cerrar
cuatro transferencias y aprobar los decretos sociales”. Es una noticia que da
cuenta de un ejemplo paradigmático de colaboración en beneficio mutuo. Una
noticia positiva para Euskadi y positiva también para el Gobierno Sánchez.
Positiva con una excepción, el señor Odón, quien ese mismo día decidió publicar
un artículo de opinión que se lee como una invitación a la confrontación entre
quienes, precisamente, habían dado un ejemplo de capacidad de diálogo,
negociación y pacto.
El citado artículo plantea el dilema entre “progreso o confrontación” y
hace referencia a las relaciones entre el Partido Socialista y el Partido
Nacionalista Vasco. Cualquier persona informada sabe que estos dos partidos
gobiernan juntos las principales instituciones de Euskadi desde hace cuatro
años. Cualquier persona sabe que los resultados de estos gobiernos están siendo
positivos para el progreso y la mejora del bienestar de la ciudadanía vasca.
Conocida la situación política e institucional en el Estado, está claro que el
progreso en Euskadi se vincula a la colaboración y que la sociedad vasca es
absolutamente refractaria a la confrontación que se vive en España. Cualquier
persona lo sabe, menos Odón, quien donde avanza el progreso pretende alentar la
confrontación.
La realidad política en Euskadi está determinada por la actitud de dos
partidos diferentes que han sabido acordar un Programa de Gobierno en beneficio
del interés común. Ambos partidos han sabido actuar con generosidad y altura de
miras, conscientes de la gravedad de la crisis económica y social que hemos
atravesado esta última década. Hemos comprendido la necesidad de trabajar
juntos para garantizar una estabilidad que está ofreciendo el fruto deseado de
recuperación económica y progreso social. No niego las dificultades, existen y
no se ocultan, al contrario, aprecio la voluntad de gestionar las diferencias de
forma que no enturbien una relación que, en términos sociales, está resultando
positiva. Por eso, precisamente, me cuesta entender la actitud de Odón y el
muro que pretende levantar entre quienes en realidad están sabiendo entenderse
y colaborar en positivo.
Odón Elorza y yo representamos a Gipuzkoa y Euskadi en Madrid. Nos
conocemos bien y, sobre todo, hemos padecido, en el Congreso y el Senado, el
significado auténtico de la palabra “confrontación.” Una actitud de tensión
permanente que está impidiendo allí cualquier marco de entendimiento y avance.
Repasemos esta última legislatura, entre diciembre de 2015 y abril de 2019,
tres años y cuatro meses escasos, habremos conocido tres Elecciones Generales y
dos Gobiernos Españoles de distinto signo. Eso es “confrontación permanente”,
señor Odón, esa es la cultura de relación
política negativa que se está instalando en el Estado. Usted conoce de
primera mano ese ambiente irrespirable que insulta, denigra y atropella sin matices;
que elude cualquier intento de acercamiento y diálogo entre diferentes; que
nunca encuentra el momento de favorecer el entendimiento. Usted que ha conocido
y padecido la “confrontación” de verdad en Madrid, no pretenda hacer creer que
esa misma realidad se vive hoy en día en Euskadi.
Nos conocemos señor Odón. En política es importante ser leal y coherente
con lo que se defiende y se representa. No puede usted hacer política como el
partido de Rivera, diciendo hoy una cosa y mañana su contraria. No se puede
apoyar la aplicación del artículo 155 una semana y a la siguiente opinar que es
una barbaridad. No se puede plantear, como usted hacía en 2012, un referéndum
de independencia para Euskadi y después criticar el derecho a decidir. No se
puede defender que Euskadi es una nación y después ocultarlo en el programa. No
se puede celebrar cada año el día del Estatuto y luego olvidar la obligación de
cumplirlo los otros 364 días del año. No se puede pedir continuamente el apoyo
del PNV y, al día siguiente, afirmar en un artículo que es un partido “soberbio.”
La opción son los puentes y no los muros. Esa misma voluntad de tender puentes y encontrar espacios
comunes que le permitieran seguir gobernando, llevó a Pedro Sánchez a organizar
un encuentro "gobierno a
gobierno"con el President Torra en Pedralbes. Una reunión con toda la
pompa de un encuentro bilateral que dio lugar a una propuesta de incremento de
inversiones en Cataluña o a la asunción de la conveniencia de una mediación, el
famoso relator, para seguir hablando, tendiendo puentes y avanzando.
Esa es la vía correcta. No oculto que tenemos problemas y dificultades,
desajustes y carencias, pero la sociedad aprecia el sosiego, la sensatez y
serenidad de los gobierno institucionales en Euskadi, en Gipuzkoa y, también,
en Donostia. Esta es la sensación que hoy prima entre la sociedad vasca y no
tiene ningún sentido pretender lo contrario. Menos sentido todavía cuando quien
lo pretende representa, precisamente, a uno de los dos partidos políticos que
más están contribuyendo a alejar la confrontación en beneficio del progreso en
Euskadi.
Me resulta incomprensible que, en este contexto, usted pretenda con su
artículo alimentar una dinámica de confrontación estéril y sin sentido. De lo
que se trata en realidad, allí y también aquí, es de construir puentes entre
diferentes y eso se hace sumando y no restando. Eso se logra aunando
voluntades, como en la práctica se ha logrado desde sacar adelante la moción de
censura de junio hasta la aprobación de los seis Decretos ley esta pasada
semana. De lo que se trata es de completar el Estatuto y forjar acuerdos que
nos permitan profundizar en el Autogobierno, seguir creciendo y creando empleo,
asentar la convivencia y construir un futuro mejor. Puentes de relación y no
muros de separación. Colaboración señor Odón y no confrontación. Utilizando la
imagen gráfica del Papa Francisco, se está empeñando usted en construir un muro
y va a encontrarse encerrado solo dentro.
Mi artículo de opinión, hoy en Diario Vasco.
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