Conferencia a dos
El miércoles se llevó a cabo la reunión
preparatoria de la Conferencia de Presidentes que se celebrará el próximo 17 de
enero con los máximos mandatarios de las Comunidades Autónomas que componen el
Estado español. Como ya anunciara hace varios días el Lehendakari Urkullu, ni
en una ni en otra habrá representación alguna del Gobierno Vasco,
No se trata de una irreverencia por parte
de nuestra máxima autoridad, que ya ha mostrado su total respeto por esta cita,
sino de subrayar la singularidad del autogobierno de Euskadi, de nuestros
derechos como nación histórica; ello motiva que reclamemos la necesidad de
reactivar la vía de relación bilateral entre Euskadi y el Estado. Un trato de
igual a igual. Por eso estimamos que Euskadi no debe estar representada en esta
cita multilateral.
Soy consciente de que mucha gente estará
en total desacuerdo con este punto de vista y que considerará esta demanda como
un privilegio inaceptable, sin embargo, no es algo tan disparatado. De hecho,
el martes mismo se llevó a cabo una reunión bilateral entre representantes de los
Gobiernos vasco y estatal en la que se visualizó, en primer lugar, el deshielo
que está produciendo en el Partido Popular la pérdida de la mayoría absoluta en
el Congreso. Tras un periodo de glaciación de cinco años, la formación que
sustenta al Gobierno, empujada por la necesidad, ha tenido a bien salir de su hibernación
y responder a las llamadas al diálogo del Lehendakari.
El objetivo de la reunión era buscar algo
tan básico para el entendimiento equitativo de ambas instituciones como el
respeto por parte del Gobierno del Estado a las iniciativas legislativas
tomadas por el Parlamento Vasco; concretamente, se ha centrado en explorar un
acuerdo en torno a cuatro leyes recurridas por el Ejecutivo Central ante el
Tribunal Constitucional: la Ley de Instituciones Locales de Euskadi, la Ley de
Adicciones, la Ley de Iniciativa Legislativa Popular, y la Ley de
reconocimiento y reparación de víctimas de vulneraciones de derechos humanos
causadas por actuaciones de represión ilícita entre 1978 y 1999; iniciativas
llevadas a cabo en su etapa, presuntamente, en funciones.
Sin duda, es positivo que el Gobierno del
Estado se haya avenido a celebrar esta reunión a dos, aunque se trate de una
reunión de carácter técnico y sin los máximos representantes políticos, y,
posiblemente, sea fruto más de la debilidad numérica del Ejecutivo de Rajoy que
de la verdadera voluntad de cambio. Allí se tratará también la retirada del
recurso contra la OPE de la Ertzaintza, una denuncia que ataca frontalmente a
una decisión tomada en la Junta de Seguridad, el órgano bilateral competente
para establecer las dotaciones en la Policía Autónoma, en el que están
representados la Consejería vasca de Seguridad y el propio Gobierno del Estado
a través del Ministerio del Interior.
Respetamos profundamente la Conferencia de
Presidentes, sin embargo, allí se van a desarrollar temas sectoriales y no temas
de Estado; porque si se hablase de temas de Estado pediríamos que se hiciera de
manera bilateral. ¿Por qué? Porque si se habla de Concierto Económico, ¿entre
quiénes habría que hablar? ¿O si se debate sobre paz y convivencia? Es
necesario un diálogo entre los Gobiernos vasco y central. El Gobierno vasco,
las instituciones vascas, los políticos vascos somos quienes mejor medimos la
verdadera temperatura de lo que está pasando.
Este fin de semana se han producido varias
detenciones en torno a un presunto acto de desarme de ETA. Sin poner en duda
que la mayor responsable de dejar pasar las oportunidades para poner fin a su
execrable actividad ha sido la propia organización terrorista -abandonando los
acuerdos de Lizarra-Garazi y de Loiola, o no sabiendo interpretar el claro
mensaje que le hacía llegar la sociedad vasca-, esta actuación policial contra
personas que trataban de contribuir a un final ordenado de ETA es un indicador
de la escasa disposición del Gobierno de Rajoy a un diálogo en torno a un tema
de capital importancia como el de la pacificación. ¿Cómo puede ser que desde
septiembre de 2014 las relaciones entre ambos Gobiernos sean inexistentes? Lo
positivo sería que se enfocase el tema de los presos, de la convivencia… Pero
para eso el Lehendakari tiene que encontrarse a alguien enfrente en la mesa de
diálogo.
Lamentablemente, la única relación que ha
existido entre ambos Gobiernos en el último lustro glacial ha sido la que se ha
producido a través de los tribunales; en mi opinión la peor manera de tratar de
resolver los conflictos de nítido carácter político, incluso tratando de
influir con herramientas con las que ido dotando al Tribunal Constitucional. Algo
incomprensible. Por eso, consideramos imprescindible revertir la última reforma
del Tribunal Constitucional, eliminando las medidas punitivas establecidas en
caso de incumplimiento de determinadas leyes y, por supuesto, el recurso previo
de inconstitucionalidad.
El Gobierno de José María Aznar llegó a
modificar el código penal para tener la posibilidad de encarcelar al entonces
Lehendakari Ibarretxe, cuando se
enfrentó a una situación similar a la que actualmente está viviendo el proceso
catalán. No tiene sentido castigar a las realidades nacionales como Cataluña o
Euskadi, sino que lo que procede es desarrollarlas a través de la política, en
torno a una mesa. El Gobierno Central tiene que entender que aunque Cataluña y
Euskadi seamos minorías en el Estado español, en nuestros respectivos ámbitos
las realidades son diametralmente diferentes. Vivimos en un Estado
plurinacional en el que hay diferentes realidades nacionales y, en tanto en
cuanto no se entienda eso, nada va cambiar esa realidad; judicializar la
política solo sirve para acrecentar el enfrentamiento.
Hay quien
tilda nuestra posición acerca de la Conferencia de Presidentes como de un
‘farol’ propio de un partida de póker, otros desprecian nuestras demandas
hablando despectivamente de ‘intercambios de cromos’, pero en nuestra manera de
hacer política siempre ponemos las cartas sobre la mesa, boca arriba: la agenda
vasca, el ámbito institucional, el Estatuto de Autonomía de Gernika, el
autogobierno y el reconocimiento de la realidad nacional de Euskadi son
nuestros ‘ases’ para jugar una partida de igual a igual; siempre con la
bilateralidad como sistema de garantías.
Artículo publicado el
pasado miércoles en Vozpopuli.
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