La minoría de Sánchez
Hoy hace una
semana, me encontraba en una mesa electoral. Desde allí tuve ocasión de
observar los datos y el comportamiento de la gente. Se veía que los electores
participaban de manera distinta a lo que lo hacían en otras ocasiones. Tal y
como corroboraron los datos al final del día, la gente estaba votando en un
número importante y lo hacía, además, en una clave distinta a la habitual en
elecciones generales. Los municipios donde el voto abertzale es claramente
mayoritario también estaban votando de manera muy activa. Nadie sabía a ciencia
cierta qué es lo que estaba pasando pero, al igual que en Cataluña, en Euskadi,
a mitad de jornada, la participación estaba por encima de la media del Estado.
Fue una jornada sorprendente. El dato objetivo es que la campaña en Euskadi ha
sido diferente, el resultado ha sido diferente y la realidad del País es
diferente.
Si bien las
Elecciones Generales no son fáciles de gestionar para los partidos vascos, con
los medios de comunicación centrados en las formaciones de ámbito estatal e
ignorando prácticamente a quienes nos presentamos en ámbitos más reducidos, los
resultados han sido excelentes para el Partido Nacionalista Vasco. Los seis
diputados elegidos para el Congreso, así como los nueve representantes que irán
al Senado, que se suman a nuestro senador autonómico, hacen que podamos
conformar Grupo propio en ambas Cámaras, sin depender de nadie para llevar a
cabo nuestra iniciativa central: la agenda Vasca. Aunque se ha destacado, por otra
parte, el dato cierto de que EH Bildu ha resultado ser la cuarta fuerza en
Euskadi con el 16,70% de los votos, no es menos cierto que con el 31,05%
obtenido por EAJ-PNV, ha resultado que el voto abertzale ha visto incrementado
su protagonismo en Madrid.
A la vista de
los resultados a nivel del Estado, no sé qué lectura real y sincera van a hacer
los partidos identificados con la derecha, pero sí que puedo concluir, primero,
que llevar a la ciudadanía al discurso extremo, al discurso de ‘todo o nada’
tiene un coste. Segundo, que cerrar los ojos tan solo ayuda a no ver; cuando no
se acepta la realidad, las consecuencias en política suelen ser nefastas.
Ha sido una
campaña en la que los grandes argumentos utilizados han sido tanto Euskadi como
Cataluña: han recurrido a ETA, Altsasu, Errenteria, manos manchadas de sangre…
La aplicación del artículo 155 de la Constitución española ha sido un arma
arrojadiza entre los partidos de derechas que competían por mostrar quién era
más contundente. Los resultados han demostrado que la ciudadanía no está en esa
clave. Y en Euskadi y Cataluña, mucho menos. Una vez conocidos los resultados
en los comicios, desde el PP hablan de un movimiento para ‘centrarse’, a su vez
en Ciudadanos estiman que funcionó su estrategia de ‘girar a la derecha’ (No
dicen nada de ocultar su antiforalismo tras su acuerdo en la Navarra foral)…
Hay quienes hablan de ‘populismos’ pero ni disimulan su intención de ‘moldear’
su ideología en base a lo que interpretan que quieren oír los votantes; tal vez
habría que buscar también un nombre para calificar a esas formaciones.
El domingo ganó
el Partido Socialista, pero no lo tiene fácil para gobernar y tendrá que
pensárselo bien antes de apostar por una vía u otra para recabar apoyos. Lo que
es evidente es que toda aquella política que vaya en contra de la realidad
vasca o catalana estará destinada al fracaso. Se ha demostrado que las únicas
vías válidas son las del reconocimiento de la realidad, y que el diálogo y la
búsqueda del acuerdo son los pocos instrumentos válidos con los que cuenta una
democracia.
El PSOE está en
minoría. Una minoría más evidente que la que tuvo el PP en la pasada
legislatura. Es cierto que hay un dato importante, y es que la suma de
socialistas y Podemos tiene más escaños que la suma PP, Ciudadanos y Vox. Pero,
como la política no es solo aritmética, va a ser interesante ver y analizar los
primeros movimientos que dará el Partido Socialista. Se comenta que no moverá
ficha hasta que pasen las elecciones del 26 de este mes, pero alguna pista
deberá desvelarse antes; no hay que olvidar que el día 21 se conforman las
Cámaras en Cortes Generales, con la consiguiente conformación de las Mesas de
Congreso y de Senado.
El paso más
inminente son los contactos que, la semana que llega, iniciará Pedro Sánchez
con los responsables de algunos partidos políticos para tratar de componer
mayorías. No va a ser fácil. La situación del Grupo Parlamentario Socialista en
el Congreso es de extrema debilidad; si bien en el Senado podrá tener mayoría
absoluta, le va a valer para bien poco en situaciones como, por ejemplo, la
aprobación de los presupuestos, si no logra un acuerdo previo en la Cámara
Baja. Para cuando nos demos cuenta, estaremos en julio, con el preceptivo
debate del techo de gasto, y en septiembre estaremos ante el inicio del
procedimiento de la tramitación presupuestaria. Será la segunda tramitación de
Cuentas en 2019. Fue el fracaso de la primera la que provocó la convocatoria de
elecciones anticipadas… y no parece que hayan variado las razones que motivaron
que no tuviera el apoyo suficiente para su
aprobación. ¿Y si nos encontramos ante una situación similar el próximo
otoño? ¿El PSOE seguirá gobernando con los presupuestos del PP?
El PSOE
necesita de una mayoría estable. Interpreto todos los movimientos que se están
dando ahora como un preludio a las elecciones que tenemos a la vuelta de la
esquina. Pero que nadie se confunda. El ‘sí’ o el ‘no’ a un Gobierno no va a
funcionar a través de bloques; el ‘sí’ o el ‘no’ funcionará en base al interés
político, independientemente de los bloques. El Parlamento Vasco es un buen
ejemplo de ello con los reiterados acuerdos entre Podemos, EH Bildu y el
Partido Popular. Socios de conveniencia.
Pedro Sánchez
no lo va a tener fácil. Mariano Rajoy tenía 137 escaños y a prácticamente el
resto del hemiciclo en contra. Sánchez cuenta con 123 escaños y tiene en común
con buena parte de la oposición el hecho de estar en contra del tridente de la
derecha; pero, no lo olvidemos, esa oposición tampoco está, en principio, a
favor de nada más. No estar contra él no es ‘sí’. Esa es la minoría de Sánchez.
Mi artículo de opinión, hoy en Diario Vasco
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