El tren
hacia las terceras elecciones sigue su marcha sin control y nadie parece realmente
dispuesto a echar el freno al convoy para detenerse en la estación en la que se
gestionan los problemas de la ciudadanía. La prioridad parecen ser los
resultados electorales de cada partido político y, no hay que equivocarse, los
maquinistas son Podemos, PSOE y, por supuesto, el Partido Popular. A tenor de
las declaraciones que vienen haciendo, a cada uno de ellos le sigue interesando
alcanzar ese destino con las urnas.
Actualmente,
todos los focos están puestos sobre el Partido Socialista. La presión a la que sus
rivales le han sometido lo ha hecho saltar en pedazos, por lo que, ahora más
que nunca, los contendientes miran a Ferraz a la espera de una decisión que
desatasque el bloqueo al que están sometidas las instituciones del Estado ante
la falta de un Gobierno.
Sin embargo,
no está claro lo que ocurrirá en la formación ahora dirigida por una gestora. Mientras
un sector se decanta por la abstención, otros la descartan en redondo. Como ya
dijo Pedro Sánchez en su día, si por responsabilidad se facilita un apoyo a la
investidura de Rajoy, después vendría apoyar los Presupuestos Generales que
presente, también apelando a la responsabilidad; y después, y después… Por otro
lado, los barones pretenden pactar un texto con condiciones para la abstención que
facilitaría una legislatura «corta e incómoda» del Partido Popular.
Pero, ¿por
qué iba el PP a aceptar esas condiciones? Es verdad que nadie quiere ser el responsable
de dejar volver gobernar a Rajoy y que quienes podrían atreverse a facilitarlo quieren,
al menos, cobrarse una pieza que les permita justificar ese difícil paso, pero
la coyuntura y los sondeos electorales auguran que será complicado que eso
ocurra. De hecho, sobre el papel, sería precisamente el Partido Popular el
mayor beneficiado en unos nuevos comicios; incluso se ha adelantado que la suma
entre PP y Ciudadanos les daría una mayoría absoluta. Es decir, son quienes
menos prisa tienen, por lo que se adivinan pocos movimientos en Génova. Vamos,
su especialidad.
Además, por
si el PSOE osara abstenerse y posibilitar la investidura de Rajoy, ya está ahí el
adalid de la nueva política, Podemos, para abortar esa opción. Ya se ha
encargado Pablo Iglesias de, digamos, advertir a Ferraz de que “tomarán nota”
si hay presidentes autonómicos del PSOE que contribuyan a “entregar el
Gobierno” a Mariano Rajoy, recordándoles que hay quienes ostentan ese cargo
gracias al apoyo que en su día les dio Podemos. Y quien avisa…
Todavía
queda alguno que mira hacia el Partido Nacionalista Vasco en este trance; y
mira que lo hemos repetido en numerosas ocasiones: Rajoy y el PP no tendrán
nuestro apoyo para su investidura como presidente del Gobierno. Y no lo tendrán
porque durante cuatro años han mostrado una actitud para con Euskadi del todo
punto incomprensible; dando la espalda a nuestra máxima autoridad que es el Lehendakari,
a la normalización política, a las reivindicaciones de la ciudadanía vasca… La gente
se da cuenta de ello y por eso les rechaza una y otra vez en las elecciones en
Euskadi; por eso les rechazaremos nosotros. Además, en Madrid nosotros no pilotamos
el tren, EAJ-PNV no nació para eso, y los actuales maquinistas parecen no querer
detenerlo hasta las terceras elecciones.
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