Las
barbas de la derecha
El pasado domingo tuvimos un primer
adelanto sobre las próximas elecciones presidenciales en Francia. Los primeros
datos confirman que el actual presidente, François Hollande, y su partido, el
Partido Socialista, no van a poder competir en segunda vuelta por el sillón del
Eliseo. Esto quiere decir que la pugna entre partidos políticos va a dar un
giro radical hacia la derecha y algunas cuestiones importantes volverán a salir
para preocupación de muchos ciudadanos: franceses y europeos.
Primer tema a debate: ¿Francia va a
querer profundizar en el proceso de integración europea? Al igual que Donald
Trump, Marine Le Pen, de corte euroescéptico, va a querer dar la campanada, y
la nacionalización de las políticas públicas va a ser una constante en sus
campañas de comunicación.
Un segundo tema, no menos importante,
que se debatirá, sin lugar a dudas, será el de la degradación de los derechos
sociales, y un tercer eje, que creo que puede ser uno de los que domine el
debate político, será la emigración y los derechos que los nuevos ciudadanos
deben de tener en la Francia del 2020.
Si analizamos lo ocurrido en las
elecciones estadounidenses, veremos muchos elementos de similitud con respecto
a lo que está ocurriendo en los comicios franceses. Asistimos, en general, a
una derechización de las políticas básicas y al éxito de los “outsider” que
desde el populismo le ganan la partida al “establishment” del bipartidismo.
El estreno de primarias por parte de
los republicanos franceses ha superado con creces las expectativas que tenían
en un inicio y, en este sentido, ha habido una alta participación de militantes
y simpatizantes en la elección del candidato que mejor responda a las
sensibilidades del electorado para llevar al Partido Republicano a la
presidencia del país.
Para la segunda vuelta republicana
quedan dos candidatos en liza que cuentan con experiencia en el ámbito de lo
local: Françoise Fillon, como alcalde de Sablé-sur-Sarthe, y Alain Juppé, actual
alcalde de Burdeos. Creo, sinceramente, que pasar por un ayuntamiento da una
perspectiva intensa y cercana a los ciudadanos que es muy útil a la hora de
trabajar en diferentes responsabilidades.
Ante el panorama que conocido en
Estados Unidos y la situación que estamos viviendo en algunos Estados Miembros
de la Unión Europea, solo espero y deseo que en Francia no salte la sorpresa
como ha ocurrido al otro lado del Atlántico. Todavía recuerdo cuando Jean Marie
Le Pen se presentaba en diferentes procesos electorales con un mensaje clásico
del Frente Nacional y lo que provocaba era un cierto deje de hilaridad entre el
público. El mensaje sigue siendo el mismo, pero ahora su contenido se vuelve
más real; ya no son las propuestas de un partido irrelevante, sino las de una
formación que expresa lo que el ciudadano quiere escuchar, un mensaje que poco
a poco va calando.
Son malos tiempos para la lírica y peores
aún para una Europa social y del bienestar. Los vientos de una Europa mucho más
liberal e insolidaria hacen que a aquellos que partimos de políticas de corte
humanista nos preocupe de una manera importante el futuro de una Europa más
integradora y eficaz.
En fin, todavía queda algo más de
medio año para las elecciones presidenciales francesas, pero mucho me temo que
lo que hemos estado viendo en las barbas del vecino también nos tocará de cerca
a nosotros. Al tiempo.
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