Ganar unas
elecciones no significa recibir un premio y disfrutarlo; significa asumir una
responsabilidad y poner todo el empeño y la capacidad de la que se dispone para
hacer frente a las preocupaciones de la sociedad a la que se representa. Los
resultados de las elecciones autonómicas han sido muy satisfactorios para
EAJ-PNV; el apoyo de la sociedad vasca nos llena de orgullo y alegría, por lo
que ayer lo celebramos como se merecía. Pero desde hoy toca trabajar, como
avanzó el Lehendakari en campaña, con cercanía y humildad.
La sociedad
vasca no se ha dejado embaucar por los cantos de sirena de quienes realizaban
promesas irrealizables o proclamaban el asalto a los cielos; ha hecho oídos
sordos a quienes han tratado de embarrar la campaña creando debates sobre temas
que la ciudadanía ya ha superado o con trifulcas ajenas a Euskadi.
Por eso, la
ciudadanía vasca ha puesto su futuro en manos de EAJ-PNV, a quienes, desde hoy
mismo, nos corresponde hacer frente al problema del desempleo, de la convivencia,
de la economía… los asuntos que requieren de la mayor atención y a los que el
Lehendakari Urkullu ha dado absoluta
prioridad en campaña, con mensajes claros que la ciudadanía ha sabido entender
y valorar otorgándole un mejor resultado que el que disponía tras las
elecciones de hace cuatro años.
Y es que el
aval del Lehendakari no ha sido tanto exponer a la ciudadanía sus propuestas
realistas durante la campaña como haberlas demostrado con hechos durante toda la
legislatura pasada; una legislatura en la que EAJ-PNV ha gobernado en minoría
pero demostrando el talante y la capacidad para alcanzar acuerdos entre
diferentes y obtener grandes resultados pese a la desfavorable coyuntura tanto
económica como política, con un Gobierno en Madrid que ha desatendido
continuamente sus llamadas.
La representación
que la ciudadanía ha delegado en los parlamentarios y parlamentarias de EAJ-PNV
ofrece una situación óptima al Lehendakari de cara a lograr acuerdos para la formación
de gobierno. Afortunadamente, ni el reglamento vasco es tan endiablado como el
español a la hora de obtener la investidura, ni el talante mostrado históricamente
por los partidos en Euskadi ha sido tan cerrado y beligerante como el que se
sufre en los últimos meses en Madrid, por lo que se espera un pronto desenlace.
No voy a extenderme
en análisis del resto de partidos, salvo para sugerir a EH Bildu y Podemos que se
centren en las necesidades reales y realizables de la ciudadanía, y para constatar
que la actitud de ceguera absoluta de PSOE y PP para con Euskadi les está
relegando al papel de partido residual (su aparente satisfacción por los
resultados habiendo sido las fuerzas cuarta y quinta es sintomática). Estos dos
últimos esperaban que las elecciones vascas abrieran una puerta a resolver el
enconado dilema que tienen en su carrera hacia la Moncloa; por ahora lo único
que se ha abierto aún más es la crisis de los socialistas, con la petición de
la dimisión de Sánchez por parte del sector andaluz del partido.
A nosotros nos
toca trabajar. Y debemos empezar lo antes posible. A trabajar por reducir el porcentaje
de desempleo por debajo del 10%, porque tengamos una educación y un sistema de sanidad
ejemplar, porque superemos estos años de zozobra económica todos juntos, porque
recuperemos la normal convivencia entre todos los vascos y vascas… Y eso solo
se logra trabajando; para construir la Euskadi del futuro con sólidos cimientos.
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