Campañas electorales y política
Hoy a la mañana he tenido la suerte de poder
acompañar a los candidatos de mi partido al mercado de Ordizia, que como seguro
saben se celebra todos los miércoles. Digo suerte, porque no hay cosa más
gratificante para un político que participar en actividades que permitan
escuchar a nuestros vecinos sin intermediarios. Actividades en las que mires a
los ojos de las personas a las que representas y para las que trabajas.
Cuánto escepticismo veo en esos ojos; y no es
difícil de entender. Llevamos un año de continuas campañas electorales. Los
ciudadanos, a pesar de su inmensa paciencia, no dejan de calificar esta
situación como exasperante, y a los políticos nos identifican solo con la
mediocridad y el oportunismo arribista.
Cuando veo que los líderes de los cuatro
principales partidos responsables de esta situación vienen a Euskadi a discutir
sobre sus cuitas madrileñas, se me revuelve el ánimo. Son representantes
incapaces de solucionar una ecuación planteada por la ciudadanía. Esa es la
cruda realidad.
Cuando hablamos con los ciudadanos,
preocupados por la situación, nos trasladan una visión crítica hacia los
políticos. Y ciertamente nuestra situación no es nada fácil, no es
cómoda. Hay un gran escepticismo de la ciudadanía hacia nosotros; los
ciudadanos han perdido interés en los políticos, que no en la política.
Es una actitud que es normal; pero creo que
no es buena, además de no ser justa para la cantidad de políticos que están
intentando trabajar de una manera leal y honesta.
Todas estas reflexiones me han venido a la
cabeza cuando paseaba por las calles y mercado de Ordizia. No puedo más que
compartir las ideas expresadas por el Lehendakari, cuando la semana pasada en
un mitin expuso tres claves en la relación políticos-ciudadanía: humildad,
cercanía y trabajo.
Mirar a la gente con humildad, cercanía y con
ganas de trabajar por ellos; si a algún político le falta alguno de estos tres
elementos, creo que va a tener problemas para realizar su trabajo de manera
adecuada.
El político tiene que sentir pasión por
el trabajo que hace, tiene que sentirse identificado con los problemas de
aquellos vecinos a los que representa y tiene que tener ganas de trabajar por
ellos; a fin de cuentas no es más que uno de ellos.
La empatía y la capacidad para establecer un
vínculo sincero con las personas, es lo que distingue al político vocacional;
estamos en campaña; ésta va llegando a su fin; espero y deseo que a partir del
lunes todos los representantes que estemos en la “cosa pública” sigamos trabajando
con humildad, cercanía; es decir con pasión por nuestros ciudadanos.
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