Rajoy,
¿en Colombia sí y en Euskadi no?
El
pasado 24 de agosto el Gobierno de Colombia y las FARC, las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia, firmaron un acuerdo para la terminación del
conflicto y la construcción de una paz estable y duradera.
52
años de enfrentamiento han provocado más de 220.000 muertos y más de siete
millones de víctimas, por lo que su final solo nos puede llevar a la
felicitación a todas las partes y al reconocimiento del sufrimiento de las
víctimas.
Se
trata de un conflicto complejo, sin lugar a dudas, pero que se ha podido
resolver con método y mucha dedicación.
En un
análisis de este conflicto desde la perspectiva del Estado español, cabe
destacar la contradicción del presidente Rajoy, que por un lado ha mostrado su
apoyo a este proceso, a la vez que el Partido Popular se reunía con el
expresidente y actual senador Álvaro Uribe, que es un firme detractor de las
negociaciones.
Y más
contradictoria resulta aún su intención de querer hacer ver que era testigo
directo de la paz en Colombia mientras que en Euskadi el Gobierno español ha
mostrado un nulo interés por solucionar el conflicto y alcanzar la
normalización. No en vano, ya han pasado casi cinco años desde que ETA
abandonase definitivamente las armas y Rajoy, contrariamente a su proceder en
Colombia, no ha hecho nada para tratar de consolidar la paz y fortalecer la
normalización en Euskadi, siendo este uno de los objetivos prioritarios de la
sociedad vasca.
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