viernes, 17 de febrero de 2017

Saltarse la ley a la torera
Un fin de semana, dos encuentros importantes: un congreso nacional y una asamblea ciudadana; Partido Popular y Podemos. A finales del pasado año, Pablo Iglesias argumentó las ventajas de celebrar ambos encuentros al mismo tiempo: “La gente podrá comparar simultáneamente los dos proyectos antagónicos del país.” Finalizados los cónclaves de Vistalegre y la Caja Mágica, pienso que Podemos ha resultado claro perdedor del envite.
Hace solo tres años, el mismo escenario de Vistalegre nos dejó la foto de los “cinco fundadores” de Podemos. Hoy nos sorprende la velocidad con la que el color de aquella fotografía se ha tornado en una imagen antigua de tono sepia.
El primero en caer fue Juan Carlos Monedero, incapaz de hacer entender a la gente que los 425.150 euros que cobró de diversos gobiernos latinoamericanos entraban dentro de la normalidad y del proceder rutinario de un profesor universitario. El segundo fue Luis Alegre, quien pasaba de participar en la fundación del “partido de Iglesias” en 2014 a escribir un artículo afirmando lo siguiente: “El actual equipo de Pablo Iglesias (que no conserva ya ni a una sola de las personas que le hemos acompañado desde el principio) entró en Podemos con un objetivo que solo podía conducir a la destrucción del proyecto”. Ahí es nada, de la construcción a la destrucción en poco más de dos años. La tercera persona en caer ha sido Carolina Bescansa, quien anunció hace unos días, junto al secretario de economía Nacho Álvarez, su decisión de no participar en la ejecutiva, cansada de debates personalistas y estériles.
Así pues, a Vistalegre II han llegado solo dos y, si algo ha dejado claro la asamblea, es que quedará solo uno. Así pues, el movimiento social abierto, democrático y asambleario, dispuesto a “asaltar el cielo”, ha demostrado una capacidad inusitada para el enredo, la disonancia y la disputa interna. No conozco ningún otro partido que haya dedicado tanto tiempo, esfuerzo y atención a arreglar sus cuitas internas olvidando los problemas de la gente.
Volviendo al duelo del fin de semana, es llamativo que unos hayan dirimido sus diferencias en la arena del coso de Vistalegre, mientras los otros hayan querido subrayar su unidad en la Caja Mágica, nombre con el que también se conoce al truco ilusionista que consiste en valerse de los compartimentos que esconde la misma para engañar al espectador. De hecho, es probable que tanto Podemos como PP estén igual de divididos, pero la imagen que han trasladado los populares ha sido la de un partido disciplinado y capaz de mantener el orden. También es cierto que siempre es más fácil lograrlo cuando se ocupa el poder que cuando se pena en la oposición.
Tengo que reconocer que la disciplina del Partido Popular es férrea y funciona, incluso para decir hoy A y mañana B, cuando hace unos años decía C. Veamos. Este fin de semana ha aprobado un texto por el que se compromete a defender el Concierto Económico; cuando no hace mucho tiempo fue el único partido político del Senado en posicionarse contra el blindaje del mismo. De hecho, Alfonso Alonso, junto a Rosa Díez, también dio su ‘no’ al blindaje del Concierto vasco en el Congreso de los Diputados. ¡Qué traicionera es la hemeroteca! No nos engañemos, la única verdad es que al PP nunca le ha gustado la diversidad o la diferencia, y menos la pluralidad.
Tal y como aclara uno de los impulsores y defensores del Concierto Económico vasco, Pedro Luis Uriarte, la eliminación del instrumento jurídico que regula las relaciones tributarias entre la Administración General del Estado y la Comunidad Autónoma Vasca por vía legal es casi imposible. En primer lugar, necesitaría de una profunda modificación de la Constitución española, además de una reforma del actual Estatuto de Autonomía de Gernika. Algo inimaginable; o, para ser más preciso, de consecuencias inimaginables.
En definitiva, lo que el PP ha aprobado este fin de semana es defender la ley; pero si un partido de gobierno necesita reafirmarse en eso, quizá sea porque crea que no defiende la ley suficientemente. Quizá lo que tendría que haber aprobado era la defensa y el cumplimiento íntegro del Estatuto de Autonomía del País Vasco. De hecho, cuando Rajoy ha planteado a Cataluña que no se puede saltar “la ley a la torera”, estaba faltando a la verdad, ya que él y su Gobierno se saltan la ley como los toros la barrera: en cuanto pueden. El incumplimiento reiterado del bloque de constitucionalidad y, más en concreto, del Estatuto vasco, es el más claro ejemplo.
Así pues, el PP no ha sorprendido este fin de semana: más de lo mismo; quizá en eso consideren que consiste la clave de su éxito. Quien sí ha sorprendido, sin embargo, ha sido Podemos, aunque no durante el fin de semana, sino de forma previa mostrando su incapacidad de sobreponerse a una situación interna complicada. Mientras Errejón hablaba de democratizar la organización, Iglesias acusaba a compañeros suyos de “tirar la piedra y esconder la mano”.
Tal y como me comentaba una persona que ha trabajado en el mundo de la formación morada: “creo que las posibilidades potenciales de un cambio político que surgiera tras el 15M y todas sus derivas (mareas, movimientos municipalistas,…) han sido definitivamente neutralizadas por mucho tiempo, gracias al ‘orden’ establecido y a todos sus interesados aliados y, claro está, gracias al desorden del propio Podemos, incapaz de aglutinar aquella apabullante esperanza”. En definitiva, el poder vuelve a “corromper”.
En las elecciones del 20 de diciembre de 2015, Podemos quedó a una pequeña distancia del PSOE: en torno a los 300.000 votos, pero el 26 de junio de 2016 esta distancia no se redujo sino que aumentó ligeramente, y en su apuesta del todo o nada acabaron por reforzar a Mariano Rajoy. Ahora, han querido medirse con el PP organizando su acto político al mismo tiempo y no les han hecho ni sombra, además de haber dilapidado una gran oportunidad desde el punto de vista comunicativo.
Mientras el CIS nos dice que el 58% de la ciudadanía española califica la situación económica general de España como mala o muy mala, y mientras para el 73,3% el paro es el principal problema que existe actualmente, el Partido Popular puede respirar tranquilo. Podemos no solo hace parecer centrado al PP, sino que también envía un mensaje de tranquilidad al PSOE, trasladándole que no será capaz de aprovechar el débil momento que atraviesa por su complicado proceso interno.
En definitiva, mientras Podemos intrigaba en Vistalegre, Mariano Rajoy disfrutaba en su Caja Mágica, en un fin de semana político para olvidar.
Artículo publicado el pasado miércoles en Vozpopuli.
 

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