domingo, 1 de julio de 2018

Donde dije Trebiño…

Cuentan los alcaldes de Trebiño que, dependiendo de la zona del enclave en la que te encuentres cuando telefoneas a Emergencias, se puede activar el protocolo de Araba o el de Burgos. Algo parecido les debe ocurrir a los representantes del Partido Popular y del Partido Socialista cuando se trata de solucionar definitivamente este y otros problemas más graves y complejos del territorio. También en su caso, dependiendo de si el debate político se produce en Gasteiz o en Madrid, activan el protocolo de reivindicar su integración en Araba o bien el de rechazarla de plano.

Esta semana hemos vivido en el Senado el penúltimo capítulo de una reclamación que se remonta, al menos, hasta 1649. Existe constancia de que ya entonces se solicitaba que Trebiño se incorporase a la organización administrativa de Araba. Esta vez han sido Elena Ramírez y Roberto Ortiz de Urbina, alcaldes del Condado de Trebiño y La Puebla de Arganzón, quienes, a solicitud del PNV, han trasladado a la Comisión de Comunidades Autónomas la problemática diaria de sus vecinos, que tiene su origen en que la realidad administrativa no se corresponde con la geográfica y tampoco con la social ni la sentimental.

Lejos de compartir las palabras de Carmelo Barrio en el Parlamento Vasco, en las que aseguraba que su Grupo “está a favor de que Trebiño sea Araba, lo está, lo ha estado y, desde luego, es lo que queremos como Grupo Parlamentario y como partido vasco” (fin de la cita), la portavoz ‘popular’ en la Cámara Alta exigió el martes el respeto al Estatuto de Castilla y León. También acusó a Elena Ramírez de “dibujar un panorama que no se ajusta a la realidad”, al respecto de los problemas que enumeró, y llamó a “no dramatizar tanto sobre la situación en Trebiño”. Lo dicho, el PP aplicó el protocolo habitual y defendió en Madrid lo contrario que en Euskadi.

No quiero extenderme en detallar las muchas ocasiones en que las y los habitantes de ambos municipios han expresado en las urnas su mayoritario anhelo de integrarse a Araba, prefiero subrayar los datos expuestos por los alcaldes para ser conscientes de su realidad; el ejemplo más claro es que hoy “de 16 a 25 años, no tenemos jóvenes empadronados en Trebiño. Ninguno”, enfatizó la alcaldesa. Esto es así porque su vinculación familiar o práctica con la localidad burgalesa que les correspondería es casi nula; por el contrario, en Gasteiz encuentran las becas de estudios, cursos o de transporte que les “anima” a empadronarse en Euskadi.

Las discordancias administrativas y geográficas generan que, en realidad, en estos dos municipios esté empadronada solo la mitad de la población que en realidad reside en ellos. Otro ejemplo lo explica con claridad: sencillamente, no quieren tener que trasladarse 300 kilómetros hasta Valladolid cuando tienen que ser atendidos por un especialista sanitario.
A pesar de los pesares, la voz del PP en el Senado afirma que “no hay que dramatizar” con la situación de Trebiño. Eso es grave, pero lo es más cuando se lanzan estas aseveraciones sin sentido ante Iñaki Oyarzabal, senador alavés, quien escuchaba sin decir ni media palabra. Escondido tras su silencio, no tuvo a bien intervenir y dar cuenta de una realidad que conoce bien de cerca. Donde dije Trebiño…

En pocos meses llegarán las elecciones municipales y, en campaña, tanto PP como PSOE modularán su mensaje y tratarán de evitar el debate en ambos municipios. Es evidente que el caso de Trebiño escuece mucho en el PP y por eso, una vez más, no ha jugado claro. Han defendido la idea de realizar convenios puntuales para paliar los problemas, tal y como ambas Diputaciones han firmado recientemente en varias materias –eso evidencia que estos servicios no se daban de la manera más eficaz-. Como desveló en su día Iñaki Anasagasti, Mariano Rajoy les dijo en una reunión, cuando aún era ministro de Administraciones Territoriales, que si Trebiño estuviera en Guadalajara el asunto ya estaría resuelto, pero un referéndum para incorporar parte de Castilla al País Vasco sería la guerra o, más bien, un “peligroso” precedente.

La cita de la Comisión de las Comunidades Autónomas, la más importante de la que dice ser Cámara de representación territorial, ha llegado, tras más de un año sin ser convocada, casualmente cuando el PP ha perdido el sillón de la Moncloa. Mucho se criticó en su día que el Lehendakari declinara acudir a la Conferencia de Presidentes autonómicos cuando se trataban temas sectoriales pero, esta vez, los ‘populares’ no ven problema en que ningún miembro del Gobierno de Castilla y León acuda cuando se debate sobre “lo que preocupa a los trebiñeses”, como les gusta decir. El Gobierno Vasco sí estuvo representado por su Viceconsejero de Relaciones Institucionales, Peru Bazako, lo que muestra la importancia que da cada Comunidad a la cuestión.

Los antecedentes no invitan al optimismo y esperamos que la opinión favorable de todos los partidos para crear un Grupo de Trabajo que incluya a todas las instituciones implicadas para llevar a cabo una propuesta de resolución sobre Trebiño, no se utilice como herramienta para posponer decisiones y mantener el estatus actual. Por de pronto, hemos conseguido abrir esta vía de trabajo que va a ofrecer una nueva oportunidad para reconducir la situación y avanzar hacia lo evidente: que la voz de Trebiño sea escuchada y atendida cuando se trata de decidir su futuro.

Mi artículo de opinión, hoy en Grupo Noticias
                         

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