domingo, 23 de diciembre de 2018


Un ejemplo inspirador

Este martes el Senado ha vivido una jornada inusual. Así se puede considerar la comparecencia del presidente del Gobierno español en la Cámara Alta. Aunque los socialistas han insistido en presentarla como voluntaria, lo cierto es que han sido las reiteradas demandas del Grupo Popular las que han contribuido a forzar la voluntad de Pedro Sánchez.
La razón oficial del requerimiento ‘popular’ ha sido la necesidad de que el máximo responsable del Ejecutivo explique su postura ante lo que entendían como una grave crisis migratoria; un drama desgraciadamente cierto, aunque  el PP solo lo haya utilizado como mero pretexto para tratar de acorralar a Sánchez valiéndose de su mayoría absoluta en la Cámara Alta.
En mi condición de portavoz del Grupo Nacionalista en el Senado, tuve la oportunidad de intervenir y aportar nuestra reflexión desde Euskadi, tanto sobre la migración como sobre la evidente crisis política que vivimos hoy en día. En un tono moderado y comedido tengo que destacar un mensaje del Presidente Sánchez que espero no caiga en saco roto, así afirmó: “Nosotros queremos apelar a la moderación, a la serenidad, a la convivencia, a la generosidad por parte de los responsables políticos; por tanto, creo que se puede aprender, y mucho, de lo que ha ocurrido en Euskadi”; para finalizar utilizando el concepto que da título a este artículo: Euskadi puede ser “un ejemplo inspirador” para Cataluña.
La cultura política del Partido Nacionalista Vasco nos anima siempre a tratar de aprovechar las oportunidades que se nos ofrecen en positivo. Con este espíritu y en la confianza de que esta idea no se quede en un mero anhelo voluntarioso del Presidente, me decido a sugerirle algunos pasos que permitan convertir el ejemplo inspirador en una realidad efectiva y útil.
El primer paso, lógico e inmediato, es predicar con el ejemplo y contribuir al cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika, ley orgánica refrendada por la ciudadanía vasca hace casi cuatro décadas y que mantiene todavía una deuda pendiente con Euskadi. Cuando el presidente Sánchez, el Partido Socialista o el Partido Popular hacen referencia al valor del Estatuto, a la primacía de la ley el cumplimiento del marco jurídico, harían bien en dar ejemplo. No nos cansaremos de recordarles que el Estado tiene una deuda pendiente con el Autogobierno vasco. Cumplirla sería un ejemplo auténticamente inspirador
Desgraciadamente los ejemplos con que nos encontramos en el día a día van en sentido contrario. Este mismo mes, en el mismo Senado y el propio presidente del Gobierno, ante una pregunta que le hice al respecto de la transferencia de la “gestión del régimen económico de la Seguridad Social”, me respondía que si durante todos estos años esta transferencia no se había sustanciado “sería por algo”. Una respuesta nada ejemplar.
En otra sesión plenaria, el senador y candidato a Diputado General de Araba por el PP, Iñaki Oyarzábal, exigía “con toda firmeza” al Ministro del Interior que no se transfiriera la competencia de la gestión de las instituciones penitenciarias a Euskadi. El senador vasco reniega del Estatuto de Gernika porque esta competencia está pactada y refrendada por la ciudadanía. El candidato alavés  considera “una cesión imperdonable” que, por ejemplo, la cárcel de Zaballa sea gestionada por las instituciones vascas. Incomprensible, pero más incomprensible todavía el razonamiento empleado por un representante electo por la ciudadanía: “Las victimas le pidieron a usted personalmente que no se cediera la transferencia de prisiones al País Vasco”, le espetó a Grande-Marlaska. Me resisto a aceptar tanta demagogia y el propio Ministro tuvo que reconvenirle y recordarle lo obvio en una sede institucional: “No utilice a esos colectivos nunca más, debatamos en parámetros políticos”.
En definitiva, tanto el presidente del Gobierno del Estado como un senador del principal partido de la oposición daban por bueno el no cumplimiento de la ley. Así las cosas, parece necesario retornar de nuevo al abecé de la acción política y, cuando hablemos del Nuevo Estatuto, lo primero que necesitaremos para tener credibilidad en el debate será cumplir con aquello que ya se acordó, se pactó y se ratificó por la ciudadanía.
El primer paso sugerido por lo tanto es predicar con el ejemplo y cumplir lo ya acordado. El segundo paso sería reconocer una realidad incontestable, sería también todo un ejemplo inspirador. Me refiero al reconocimiento de la realidad nacional vasca. Abordar un problema político demanda conocer y asumir la realidad. Es obvio que en el Estado español hay una serie de identidades diferentes que necesitan respuestas diferentes. Es precisamente a esta  premisa a la que debemos dedicar tiempo para debatir de manera que se pueda conformar una salida a la realidad del Estado español: una realidad plurinacional. La propia Constitución tiene herramientas que no se han querido utilizar durante estos 40 años, y que posibilitan soluciones; el propio concepto de nacionalidades que utiliza la Constitución y no se ha querido desarrollar. Así pues, una idea que, con buena voluntad y sumada a la idea de los Derechos Históricos, de la Disposición Adicional Primera, nos da una serie de opciones que, a través de una nueva cultura política, basada en el respeto y en el reconocimiento a lo diferente, tiene que posibilitar una nueva visión del Estado.
Tercer paso: Bilateralidad. Este es otro aspecto esencial para dar contenido al marco que dice querer establecer el Presidente Sánchez. El modelo del Concierto Económico se ha confirmado como exitoso; necesita del acuerdo entre las instituciones para poder ser desarrollado. Esta bilateralidad, válida para el ámbito económico, debiera ser totalmente válida también para el ámbito político, porque cada día es más claro que el trabajo paccionado es el que ha demostrado ser más exitoso y más beneficioso para la ciudadanía en general.
A modo de síntesis a la invitación de Pedro Sánchez; el Presidente del Gobierno considera que el ejemplo vasco puede servir de cauce para la realidad catalana, sin embargo, es evidente que lo primero que necesita es convertir en realidad la teoría vasca; porque la teoría para Cataluña depende de que la prevista para Euskadi se lleve realmente a la práctica. Como si fuera un cuadro, al presidente Sánchez le falta completar el marco dibujando su lienzo.
Mi artículo de opinión, hoy en Diario Vasco.

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