martes, 25 de octubre de 2016

OCTUBRE EN EUSKADI


Octubre en Euskadi 
 “La causa mayor de las revoluciones es que mientras las naciones avanzan al trote, las constituciones van a pie”. Esta frase del historiador y político británico Thomas Macaulay refleja de manera sintética la situación que vive el Estado español en la actualidad. Me explico.

Un día como hoy de 1979, el Estatuto de Autonomía Vasco lograba el refrendo mayoritario de la ciudadanía vasca: un 94,60% de quienes acudieron a las urnas dijo SÍ al Estatuto. Tras la larga dictadura, se abría un cauce a la oportunidad de ver reconocida la realidad nacional de Euskadi y, también, la realidad plurinacional del Estado. Suponía recuperar el Gobierno, contar con un Fondo competencial y la administración propia de los recursos. Disponer de los instrumentos necesarios para reconstruir el país desde su propia personalidad, realidad cultural y lingüística. Suponía, además, establecer una relación de bilateralidad con garantías de respeto mutuo y cumplimiento de lo acordado. 
 
El Estatuto de Gernika significaba, ante todo, apostar por la razón y el diálogo, recuperar la visión constructiva y positiva del Lehendakari Agirre, de cuyo Gobierno, el primer Gobierno Vasco, hemos conmemorado el 80 aniversario. Fue un Gobierno constituido en un momento complejo, octubre de 1936; formado por amplias y diferentes sensibilidades; basado en el diálogo y el entendimiento; asentado en valores humanistas y éticos. Un ejemplo de lealtad, dignidad y compromiso. Este compromiso colectivo fue clave para recuperar el autogobierno en el inicio de la transición a la democracia. Tras más de cuarenta años de dictadura y negación, Euskadi aprobaba, en realidad, un proyecto de futuro: el autogobierno como nueva salida política a la causa nacional vasca. 

Nos encontramos en octubre de 2016. Vivimos una de las páginas más mediocres de la historia reciente de la política española. De hecho, tengo serias dudas de que a día de hoy, con un Gobierno del Partido Popular como el actual, hubiese sido posible aprobar un Estatuto como el que se aprobó en 1979. Baste recordar que Alianza Popular votó en contra del Título VIII de la Constitución Española, lo hizo porque entendía que España se podía romper. Es decir, no creía en las Comunidades Autónomas, ni en la descentralización. El PP, heredero de la extinta AP, camina por la misma senda y ejemplifica una reflexión de Daniel Innerarity: “Ser fiel a los propios principios es una conducta admirable, pero defenderlos sin flexibilidad es condenarse al estancamiento”. 

La realidad incontestable hoy es que se ha producido una pérdida paulatina de valor del Estatuto de Gernika, constatándose una actitud renuente del Estado a mantener una relación bilateral y pactada, con un sistema efectivo de garantías de cumplimiento. Esta realidad se produce precisamente cuando, el día 20, acabamos de cumplir 5 años del cese definitivo del terrorismo de ETA, también en octubre. En este nuevo tiempo tan deseado y esperado, tiempo de convivencia y encuentro social, vemos bloqueado el sistema de autogobierno vasco.   

El Lehendakari Urkullu fue muy claro, el pasado 7 de octubre, en el acto institucional celebrado con motivo del 80 aniversario del primer Gobierno Vasco. En Gernika, en presencia de todos los Lehendakaris de la democracia, reafirmó su apuesta por “actualizar la naturaleza pactada del Autogobierno vasco”, el procedimiento que conecta con la tradición foral vasca y que facilitó la experiencia estatutaria de 1936 y también la de 1979.
 Euskadi es la única Comunidad Autónoma que no ha procedido a la actualización de su norma estatutaria. Aspira a hacerlo en la línea de consolidar el sistema de autogobierno propio y singular del Pueblo Vasco, fortalecer la institucionalización de Euskadi, seguir participando en la construcción de Europa y proyectar Basque Country en el mundo. Se trata de contribuir a un nuevo modelo de relación con un Estado que tome la iniciativa y afronte la crisis territorial asumiendo su realidad plurinacional.  

Este proyecto trata de forjar en Euskadi un acuerdo plural, entre diferentes, que permita plantear una nueva propuesta institucional que cuente con un amplio respaldo parlamentario, pueda ser ratificada por la ciudadanía y se traslade al Estado como un nuevo pacto. Esta propuesta de acuerdo demanda una nueva actitud y una mayor altura de miras de todas las fuerzas políticas y muy especialmente del Partido Popular, responsable del Gobierno en España. Exige entender y asumir la realidad plurinacional del Estado y superar el “España se rompe” de Manuel Fraga, que en la práctica supone inflexibilidad y estancamiento.


No hay comentarios:

Publicar un comentario